jueves, 13 de septiembre de 2012

Autonomías y ayuntamientos ¿culpables? (I)

Fernando Del Amo Gómez - ATTAC Castilla-la Mancha

Resulta curioso escuchar a Presidentas de Comunidades Autónomas calificar al modelo autonómico como una fuente de despilfarro, ineficiencias o duplicidades (de la corrupción de sus compañeros no dicen nada), un “invento inútil” que no nos podemos permitir.

Esta idea de desmantelar o “redefinir” el Estado de las Autonomías, aunque revertido del dogma de la “verdad científica irrefutable” de la economía neoliberal, esconde al menos tres objetivos políticos e ideológicos:

  • Con la asfixia de las Autonomía y los Ayuntamientos se les obliga a reducir sus gastos. Y dejando de lado corrupciones e intereses oscuros, los gastos principales son la Sanidad, la Educación y la Dependencia y atención de las personas menos favorecidas. 
  • Alrededor de las sedes de los ministerios y grandes organismos de Madrid coexisten los altos burócratas público-privados, los grandes poderes financieros y empresariales y también los principales medios de comunicación del país. Todos ellos defienden sus privilegios históricos en forma de grandes obras de infraestructuras (autopista de peaje Madrid-Toledo), de tasas, beneficios fiscales o tarifarios (las eléctricas) o de grandes contratos de compras de materiales (los contratos de defensa, que acumulan una deuda dos veces mayor que la de las Autonomías en Sanidad).
  • Además estas políticas de centralización ponen en riesgo experiencias de democracia municipal, casos como los de Marinaleda (Sevilla), Rivas (Madrid) o Allariz (Ourense). Los ayuntamientos más pequeños están en peligro de desaparecer y convertir el poder municipal en meros delegados de un poder central, se halle en Madrid o en Bruselas.
Existen en el mundo experiencias de países centralizados como Francia o Japón y altamente descentralizados Alemania. Holanda o los EE.UU. Además los escasos periodos de cierta libertad en España han coincidido con un mayor grado de autonomía (I y II República y la actual Monarquía Constitucional).

Con todos los errores de las Autonomías, la buena dirección no está en alejar la toma de decisiones políticas de los ciudadanos, más bien estaría en descentralizar aún más el poder, que la ciudadanía en Asambleas de barrio, de municipio o comarcales avance hacia una mayor transparencia, control y participación, en definitiva una más y mejor democracia.

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