La estela de Arcadi

Helena Rueda - ATTAC Castilla - la Mancha

indignadatalavera.blogspot.com

Terminó de hablar y nos quedamos en la sala paralizados, asimilando lo que acabábamos de escuchar. Un discurso, simple, llano, sencillo, erudito, lleno de datos contundentes y verdades como puños. Acostumbrados, como estamos a tanto discurso vacío de contenido el mensaje de Arcadi nos dejó llenos de esperanza. Construir un mundo mejor, no es tarea fácil, pero es posible, si somos una ciudadanía bien informada y nos posicionamos con un NO rotundo frente al poder mediático y financiero que formula el discurso dominante. Fue un gusto escucharle. Hablo de muchas cosas y compartió su inmenso caudal de conocimientos con una sala abarrotada.

Lanzó tantas ideas que se hace difícil resumirlas en un breve artículo, expresó su pensamiento, su postura  ante la hipocresía de una sociedad dominada por poderes políticos y financieros que anteponen sus intereses al bien común.

Su discurso, repleto de datos y números, dejó clara la falta de voluntad política para acabar con el hambre en el mundo y condenó la responsabilidad de un sistema internacional que condena a la pobreza y la exclusión social a miles de personas. Habló especialmente del despropósito de la deuda, contraída por los gobiernos para fomentar los intereses de unos pocos y terminó haciendo un llamamiento a la desobediencia civil, porque nunca hubiésemos avanzado si ésta no hubiese existido. Los derechos y libertades hay que conquistarlos. Habló y habló ante un auditorio interesado, concienciado que se acercó a escuchar  a este profesor ejemplo de coherencia, de compromiso personal ante las injusticias y especialmente comprometido con la construcción de la paz. Denunció los millones de euros que se dedican al gasto militar en detrimento de otras partidas más importantes como las pensiones o el pago de funcionarios. 

Es un soplo de aire fresco que un sabio como Arcadi se acerque a Talavera, a estar con nosotros, a regalarnos su erudición (vamos que no cobró ni un duro). Nos regalo sus palabras y su firme  convencimiento de que “otro mundo es posible”. Además le encantó nuestra cerámica, viajó con él a Barcelona, la jarrita del agua blanca y azul. Así recordará nuestra ciudad y la atención con la que escuchamos a este humilde sabio.