Yolanda Jarabo Crespo - ATTAC Castilla - la Mancha
Abro los ojos y veo gente expulsada de sus casas, agarrándose desesperadamente a puertas, verjas. Cierro los ojos y los vuelvo a abrir y entonces contemplo imágenes de hombres ahorcados o tirándose por los balcones porque van a ser desahuciados, e intuyo que nos quieren decir algo, advertir sobre el peligro que se cierne sobre los españoles. Como no me lo puedo creer intento encontrar otras imágenes, pero se me imponen reiteradamente estampas de niños desnutridos, familias en los comedores sociales, pobreza y más pobreza. La garganta se me cierra, tengo ganas de llorar…
Miro hacia arriba, buscando al poder. Encuentro una masa informe, oscura, sólida, con múltiples tentáculos que conectan con los tentáculos de otras masas informes situadas en el resto de la Tierra. Me oprime el pecho.
¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Pues a través de una crisis no sólo económica sino también de valores cívicos. Ya entiendo que los economistas recelen cuando se dice que esta crisis es también de valores, porque generalmente cuando se dice esto detrás se esconde un muy deficiente análisis de los hechos.
Pero si queremos enfrentarnos a este desastre social que a la mayoría nos ha pillado por sorpresa, hemos de “activar” aquellos valores cívicos que el pensamiento neoliberal ha ido devorando mientras fomentaba la cultura de la irresponsabilidad y del dinero fácil, haciéndonos pensar que el bienestar dependían exclusivamente de bienes materiales y consumibles. Y mientras que así nos distraían, los poderes financieros iban ganando sumas ingentes de dinero a la vez que encerraban a las clases medias y bajas en un callejón sin salida.
Y todavía hay muchos que se niegan a ver la realidad y siguen creyendo que esto volverá a ser como antes, acomodándose a la idea de que fue el gobierno anterior el culpable de todos los desmaños y que el gobierno actual tardará un tiempo en recomponer la situación. ¡Qué ciegos están!
Porque parece que nos hemos convertido en una sociedad que se centra en los intereses individuales, olvidando los comunes. Aquellos que en este mismo momento se están violando con una saña que hace pensar que los poderes políticos han perdido cualquier sensibilidad hacia el dolor y el sufrimiento del pueblo. A veces me da la impresión que hemos vuelto al origen de nuestra cultura mediterránea, y estamos en tiempos de algún emperador romano: ¡se divertía viendo como las bestias destrozaban a humanos!
Ha llegado el momento de decir que hasta aquí hemos llegado. El retomar el valor de la equidad como uno de los objetivos irrenunciables en la reorganización de España, nos dará fuerza para exigir, exigir y exigir hasta la extenuación. Debemos rechazar la mentira sistemática del poder público, extendida en buena medida entre intelectuales, artistas y otros agentes sociales, plegados a lo políticamente correcto. ¿Dónde están aquellos atractivos personajes que nos encandilaban con su modernidad, con su discurso progresista?¿Dónde están?. Quisiera verlos ahora a la cabecera de manifestaciones, moviendo conciencias desde los medios de comunicación… Pero ¿dónde, porras, se han metido? Nos han dejado solos…
Esto se debe acabar. Siento la necesidad de intentar unir a todos los inocentes que están sufriendo los excesos del poder político y financiero, y exigir que aquí no se mueve un euro más hasta que los niños puedan ir a la escuela sin dificultades, coman tres veces al día, los desahuciados puedan vivir bajo un techo firme, y los pobres puedan enchufar - al menos- las estufas.
A nadie se le debería, por ejemplo, ocurrir gastar dinero público en plantar arbolitos en la Puerta del Sol, cuando hay necesidades básicas que cubrir. Además, haciendo un inciso, he de decir que a los madrileños siempre nos ha gustado nuestra Puerta del Sol como está.
Hay que ir en sentido contrario. No podemos asumir la deuda del rescate bancario. Primero porque no somos los culpables, y segundo porque no podemos ir matando a la población de hambre y sufrimiento. Si seguimos así, dentro de poco podremos acusar a los responsables políticos de ejercer acciones que violan los derechos humanos (¿crímenes contra la humanidad en versión “políticamente” correcta?). Si eso significara que nos expulsan de al UE, dadas las circunstancias, deberíamos verlo como un mal menor, porque además no creo que Europa vaya a ayudarnos a superar nuestra crisis social… Partiremos de nuevo desde cero, pero dignamente, porque habremos antepuesto la dignidad y el respeto que se merecen los españoles, ante otros intereses.
Si no invertimos el curso que lleva este País, estamos abocados a una España pobre, sin esperanza de desarrollo, sin un sistema económico equitativo, sin una sanidad y una educación de calidad. Habremos fracasado de nuevo.
Ah¡ por cierto, el fumar un puro, en comunicación no verbal , tiene un mensaje muy claro de poder, dominio, superioridad. Le pediría al Sr. Rajoy que evitara estas ostentaciones simbólicas, mientras algunos tienen que ir buscando comida entre los basureros. También se puede aplicar a las mantillas.
Señores lectores, espero que me hayan comprendido. El escribir me ha suavizado el dolor, pero sigo teniendo los cordones del alma desabrochados.
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