miércoles, 19 de diciembre de 2012

Entre el Dr. Mengele y Saló o los 120 días de Sodoma

Juanse Raigal - ATTAC Castilla - la Mancha

    Las políticas neoliberales que vienen imponiéndonos a los ciudadanos del sur de Europa parecen sacadas de un laboratorio de ideas dirigido por una combinación entre el Dr. Mengele, oficial médico de la Alemania nazi que hizo las mayores atrocidades y experimentos en el campo de concentración de Auschwizt, y el argumento de la película de Pier Paolo Pasolini “Saló o los 120 días de Sodoma” en la que 16 jóvenes son encerrados durante 120 días en un palacio de la República de Saló, al norte de Italia, durante la ocupación nazi de la 2ª guerra mundial, siendo sometidos a torturas y humillaciones, cada vez más aberrantes, para el propio placer de sus captores.

    Asistimos, de un tiempo a esta parte, a una tortura continua de los derechos civiles, que tantos años hemos tardado en conquistarlos, para satisfacer las psicopáticas mentes de quienes rigen los destinos de muchos millones de personas. La persistente degradación del nivel de vida de los ciudadanos, con continuos recortes en materia de derechos laborales, sanidad, educación, cultura, justicia, etc, parecen concebidos por una nueva hornada de doctores mengelianos y sádicos, que han cambiado la bata por el traje de Armani para experimentar las últimas técnicas de degradación del ser humano con la finalidad de anular su capacidad volitiva.


    No solo se conforman con quitar el sustento laboral a millones de personas, sin ninguna perspectiva de que vuelvan a encontrar un empleo a medio plazo y con el consiguiente deterioro de su autoestima, problemas de ansiedad, depresión, etc, sino que además han tomado la decisión de que tengamos una sanidad deficiente, masificada y privatizada que facilite nuestro deterioro físico y mental; una educación (mejor dicho, una mala educación) que nos adoctrine en las ideas religiosas de la resignación, la sumisión y el vasallaje a los poderes públicos; una ausencia de cultura que consiga embrutecernos, favoreciendo el “pan y circo” de los emperadores romanos, es decir, más futbol, más toros, más televisión; una justicia no apta para todos los ciudadanos, estableciendo una tasas desorbitadas que eliminarán el acceso a la misma para los más pobres, etc, etc, etc.

    ¿Tiene todas estas medidas alguna finalidad oculta? Sí, la del sometimiento de la población, la aniquilación del individuo como ser libre. No se cansan de repetirnos -tal y como haría un maltratador a su pareja- “que lo hacen por nuestro bien, que saben que son medidas muy duras pero que son imprescindibles, que gracias a las mismas saldremos adelante reforzados” y bla, bla, bla. Y yo me pregunto: ¿Por qué no van ellos a la consulta del Dr. Mengele? ¿Por qué no van a pedir caricias al palacio de Saló? ¿Por qué no dejan de sodomizarnos estos neoliberales, estos políticos? Muy sencillo, porque están enfermos: son perversos, egoístas, ruines, mentirosos, paranoicos, sádicos, envidiosos, insensibles, maleducados, irrespetuosos y mil enfermedades más. Dan hasta pena porque ya no pertenecen a la raza humana, ni tampoco son de ninguna raza animal que les otorgaría cierta sensibilidad, no. Estos nuevos especímenes, que son capaces de tener en sus bancos y cajas fuertes miles de millones de euros mientras los demás (seres humanos) pasan carencias de todo tipo, son unos mutantes, unas tumoraciones, unas metástasis de lo que un día fueron hombres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario