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El pasado mes de enero, un grupo de “indignados” ocupó en Cuenca el antiguo hospital San Julián del Pozo de las Nieves. Estos chicos, “indignados” como les decía la prensa, son unos jóvenes con una gran iniciativa y un tremendo corazón.
Tuvieron el valor de entrar a este edificio para poder hacer provecho de su gran versatilidad. El día que entré allí me entraron ganas de llorar; de pena, por todo lo que había allí abandonado desde hace 10 años, material hospitalario de gran valor que se podía haber utilizado y no dejarlo perderse por la mano del tiempo. Aquel día también me emocioné, puesto que vi una luz en esta gente que había tomado la iniciativa de utilizar este centro como un centro social alternativo disponible para todo aquel que quisiera emplearlo, después del desmantelamiento que estaban sufriendo los centros sociales de la provincia y los trabajadores de estos por la política de ajuste de Dolores de Cospedal.
En unos meses se empezó a realizar actividades culturales de todo tipo, reivindicativas e informativas. Limpiaron las salas, las decoraron y el viejo hospital abandonado se convirtió en el CSOA “El Hospi”. Lugar de encuentro de diferentes colectivos que buscan un cambio social dentro de está vorágine de acontecimientos cuya finalidad es acabar con el estado de bienestar, nuestros derechos y libertades.
Hemos asistido a diferentes exposiciones, conciertos, teatros. Charlas informativas contra el cementerio nuclear, contra los recortes de los diferentes servicios públicos y sociales. Hemos participado en encuentros con personas estupendas, y nuestros hijos han disfrutado de su energía, alegría y compañía.
Hoy hemos amanecido con la triste noticia de que el CSOA “El Hospi” del Pozo de las Nieves ha sido desokupado. En realidad no sabemos muy bien qué es lo que han querido hacer hoy con está actuación policial, lo que si sabemos es el por qué.
Hay alguien que tiene miedo de que la ciudadanía recupere su poder, reaccione ante las innumerables vejaciones a las que nos están sometiendo en nuestros derechos sociales especialmente en materia de educación y sanidad. Se acerca el aniversario del 15M, y se están organizando numerosas movilizaciones a nivel mundial para el sábado 12 de mayo. Nos tienen miedo, tienen miedo de nuestra fuerza, que bien organizados somos muchos y poderosos, quieren atacarnos, quieren transmitirnos su temor, y este tipo de actuaciones tienen ese objetivo. Al igual que la tarde del pasado 3 de mayo donde encontramos un desorbitado despliegue policial en la capital conquense con motivo de dos manifestaciones convocadas, una por la libertad de prensa y otra por la represión policial a la que están sometiendo a los manifestantes de otras ciudades como Barcelona tras la huelga del 29 de marzo, y la que se ha empezado a exhibir en Cuenca. Puede sonar irónico, pero había más policía con cara de perro que manifestantes en esta ocasión. Y me temo que es a esto a lo que nos quieren acostumbrar, nos quieren coaccionar para que el miedo nos impida expresarnos y manifestarnos.
Pero no lo van a conseguir, el 12 de mayo vamos a salir a la calle más indignados que nunca, porque somos más y estamos más desilusionados con nuestros políticos que nunca. La gente de nuevo tomará las calles por la libertad, por las alternativas y por nuestro futuro.
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